lunes, 28 de marzo de 2016

29


Creo que ha llegado el momento de hacer el recuento de 365 días que vi transcurrir de forma tan sutil. Creí y dije que jamás volvería la vista hacia atrás,  indague en la memoria algún indicio que dijera que había que dejar al aire continuar su rumbo.
Un año en el que recordar fue uno de los delirios que volvió esquizofrénica mi memoria, que llevo a la locura mi paciencia y le mostró el desdén y ansiedad a mi caminar. Algunas veces mi presencia no era más que la masa corporal que forma parte de este mundo al que he pertenecido, perteneceré y jamás dejare, pero por otros momentos más largos y prósperos me encontraba viajando y dibujando recuerdos en el mundo que yo mismo me he inventado, en las letras que decidí plasmar, en donde había mentiras y verdades que yo decidía contar y unas más ocultar.

No sé decir si lo valió, si he aprendido algo de esto, aún estoy muy joven para presumir de lecciones o hazañas que la vida me haya dado, e incluso no estoy tan seguro de referirme al tiempo trascurrido como vida, ya que si bien forma parte parcial e integradora de lo que a mi muerte podre acuñarle aquel termino.

Estando en este punto, en este 29 creí que ya habríamos vivido parte similar al tiempo que huimos,  que compensaran los dolores existenciales, creí y supuse que la esperanza, fe o ilusión habrían triunfado y le regalarían a la primera letra de mi nombre una M de mas, que los relatos originales habrían de continuar escribiéndose y no dejar que el viento cambiara con él las letras en desorden  para hacer una historia que al pasar de los mese s fuera diferente.
Jamás creí que el vacío con más vacío se llenara, que el dolor con más dolor se curara y que la desfachatez con más arrogancia se agotara.
Añore por mucho una estancia blanca y tranquila, que fuera asaltada por tu imprudencia, que los  matices  de las acuarelas que había en tu habitación llenara de un tono más las capas de trasparencia que nos dividía.
Que las sonrisas, promesas e ideas volvieran a su lugar de nacimiento. Entre ambos. Que las notas de voz me relegaran indicios de favoritismo, que me dieran una luz de recuerdo sobre tu voz. Voz que en este momento he olvidado y quiero recordar, que busco en lo más íntimo de mi conciencia pero no la hallo y me tumbo sobre la nada. Que las canciones que un día te dedique vuelvan a sonar, que vuelvan a ser trasmitidas sin recordar y en vez de aquello, vivir, sentirlas y cantarlas en voz alta al mar.
Me he cansado de escribir, pero he puesto lo esencial de mis emociones hasta el momento, hay aún más, pero las ideas están revueltas en mi cabeza y contigo en mi mente se me dificulta atraparlas y plasmarlas, lo único que puedo decir es que aún no muere nada de mí, ni tampoco pretendo que sea así, al contrario seguiré esperando en los juegos mecánicos, seguiré queriendo aprender a jugar vídeo juegos y dormir sobre tu cuerpo.
Por el momento es lo que me produce este número, y me anuncia que si bien no termina de añadirse la M en mi vida, podrá por el momento tomar un relato breve lejos de ti y esperar a que llegues tú sobre aquel corcel de hierro, a seguir proveyendo  de nuevos relatos al clímax de este cuento desquiciado.

Hoy después de 365 días volveré a escuchar completa la canción que habla de ti.


Tú eres de esas cosas que son tan bonitas que van a la costa y adornan el mar
Tú eres de esas cosas que son tan bonitas que van a la costa y adornan el mar.